El grupo de trabajo formado por las 7 entidades de acogida de Barcelona detecta un crecimiento en la demanda que se pone de manifiesto en las 185 solicitudes que no se han podido atender.

Las entidades que ofrecen alojamiento a pacientes y familiares que deben desplazarse a Barcelona para recibir tratamiento han atendido 838 solicitudes durante el último año, 140 más respecto al 2023. Sin embargo, 185 solicitudes, un 16 % más respecto al 2023 (159), no se han podido asumir por falta de recursos, cosa que ha dejado a muchas familias sin una alternativa adecuada mientras acompañan a sus familiares en momentos críticos. La falta de alojamiento añade un estrés añadido al que ya supone la misma enfermedad, dado que les obliga a buscar lugares donde pernoctar por su cuenta, un gasto en muchos casos inalcanzable en una situación donde la economía familiar se ve más afectada por las entradas y salidas del hospital.
Aún así, se han podido alojar a 800 pacientes y familiares y más de 66.000 pernoctaciones, que para hacernos una idea, equivaldría a llenar el Palau Sant Jordi, casi cuatro veces. Si estos pacientes hubieran tenido que asumir los gastos de alojamiento (una habitación en Barcelona tiene un precio medio de 190€) estamos hablando de una cifra de más de 5 millones de euros que es lo que las entidades de acogida cubren con sus propios recursos.
Actualmente, estas entidades disponen de 41 alojamientos y 115 habitaciones en el área metropolitana de Barcelona. Y no estamos hablando de un techo en el que pernoctar mientras duran los tratamientos, sino de un hogar fuera del hogar, espacios adaptados a sus necesidades, no sólo para familias de Cataluña, sino también de todo el Estado español y de todo el mundo.
El impacto positivo de esta iniciativa social es innegable: la recuperación del paciente es más efectiva cuando el cuidador puede estar presente en condiciones adecuadas. Las entidades reclaman reforzar estos recursos esenciales y garantizar que ninguna familia tenga que elegir entre estar junto a su ser querido y su estabilidad económica.
Tener alojamientos accesibles es una necesidad frente a los avances médicos y sociales.
Nos encontramos en un contexto en el que la ciencia avanza más rápido que el ámbito social, esta tendencia futura plantea nuevos retos: el aumento de los trasplantes y los tratamientos domiciliarios, el elevado precio de la vivienda en Barcelona, la imposibilidad de alquilar pisos durante periodos inciertos y la creciente precariedad social hacen que los alojamientos de acogida sean más necesarios que nunca.
La ciencia y los servicios de alojamiento deben avanzar conjuntamente para garantizar una atención más humana y eficiente, reducir las desigualdades territoriales de acceso a la salud y asegurar que ningún paciente ni familia se quede atrás en este camino hacia el progreso