Ante el diagnóstico de cáncer en un hijo/a pueden aparecer reacciones emocionales intensas y variadas (rabia, tristeza, culpa, miedo…) que son normales para la situación. Hay que darse tiempo para que la intensidad de estas emociones disminuya y, a la vez, irse haciendo a la idea de lo que pasa. Este tiempo puede variar en función de cada persona. Es importante permitirse diferentes momentos para expresar y compartir los sentimientos y las emociones.
Es conveniente que solicite a los equipos médicos que tratan a su hijo la información necesaria para entender la enfermedad y los tratamientos, tantas veces como necesite. En los momentos de fuerte impacto emocional es difícil captar toda la información o cuesta más entender lo que se cuenta.
