AFANOC ofrece reflexoterapia y masaje oncológico a los pacientes de oncología pediátrica del hospital Sant Joan de Déu
Entramos en la habitación de un niño que está en tratamiento para explicarle que hoy lo grabaremos. Queremos filmar la tarea de Vanessa Arellano, terapeuta del AFANOC, que ofrece masaje oncológico y reflexoterapia a los pacientes de oncología pediátrica del hospital Sant Joan de Déu. El niño, de 10 años, no nos hace mucho caso, se lo ve enfadado y ni siquiera levanta la mirada de la tablet. Deducimos que mira dibujos, alguna película, o juego. Le preguntamos con ánimo de interactuar, pero él continúa sin levantar la mirada del dispositivo, tampoco contesta. El padre nos dice que hoy no tiene un buen día, pero que hará el esfuerzo de dejarse filmar. Se lo agradecemos. Salimos de la habitación para ir a hacer un café y preparar el equipo.
Llega el momento de la grabación y de los cuatro que somos, dos nos quedamos afuera para no molestar. Vanessa entra y se dispone a practicarle la sesión de reflexoterapia y/o masaje oncológico bajo la mirada de las cámaras. Esperamos afuera y cruzamos los dedos porque todo salga bien.
Pasados unos 40 minutos, el equipo sale con la cara de satisfacción por el trabajo hecho. Entramos para agradecer la colaboración y enseguida notamos el ambiente distendido, los nervios ya han pasado. Nos llama especialmente la atención el marcado cambio que se ha producido en el niño. Su rostro es otro, se lo ve relajado, luminoso, despierto y mucho más presente. ¡Nos habla!, y nos dice que ha recibido el masaje y que le ha gustado mucho cuando se lo han hecho en las piernas y en los pies. Vanessa y yo nos miramos con cara de complicidad y marchamos más contentas por la transformación del niño que por el éxito del rodaje.